¡Hola Viajeros!
 |
Estatua de Momotaro en la
Estación de tren de Okayama |
El otro día leyendo el comic de
"Jim Henson's: The Storyteller" (del que pronto pondré reseña), me encontré con esta historia tradicional japonesa, y como me gustó mucho, aquí os la dejo para los que no la conozcáis, aunque debo reconocer que a mí personalmente me recuerda un poco a la historia de
Issunbôshi, pero aún así me encanta.
Este cuento es un ejemplo de cómo el bien triunfa sobre el mal, y Momotaro, su protagonista, se ha convertido en un ideal para los niños por su gran corazón, valor y atención con sus ancianos padres.
Momotaro.
Hace mucho tiempo, vivía en algún lugar de Japón, una pareja de ancianos
que no había tenido hijos y se sentían muy solos. Un día, el anciano salió a la montaña a recoger leña mientras que su esposa iba al río a lavar ropa. Pero ese día, mientras lavaba, se dio cuenta de que un enorme melocotón se aproximaba bajando por el río. Cuando estaba lo suficientemente cerca, la anciana lo recogió y se lo llevó a casa.
Cuando el anciano llegó a casa se sorprendió al ver ese melocotón y dijo: "¡Qué melocotón tan grande! ¿Lo cortamos?". A lo que la anciana contestó: "¡Sí, vamos a cortarlo!".
Pero antes de poder cortarlo, el melocotón empezó a moverse, se rompió y de su interior salió un niño. Los ancianos se sorprendieron al ver a un niño salir de aquel enorme melocotón, pero rápidamente una gran alegría se apoderó de ellos al ver en él al hijo que nunca habían tenido, así que se hicieron cargo de él y le llamaron Momotaro (en japonés "momo" significa melocotón, así que se traduciría literalmente como "el niño melocotón").

Momotaro se crió sano y fuerte, y cada vez crecía más y más y se hacía más fuerte que los otros niños de la zona y nadie podía rivalizar con él. Tranquilamente, pasó el tiempo, hasta que un día llegó la preocupación a su aldea, ya que unos "onis" (criaturas similares a los demonios u ogros occidentales) estaban causando alboroto y creando miedo entre sus vecinos. Ante esta situación, Momotaro pensó: "¡Esta situación no la puedo tolerar!".
Así que pidió permiso a sus padres para ir a Onigashima (la isla de los onis, es decir, la isla de los demonios) y así poder derrotarlos y liberar de preocupaciones a sus vecinos. Los ancianos no estaban muy convencidos de dejarle marchar, pero finalmente le dieron su bendición y le ayudaron a prepararse para su largo camino hasta la isla y su anciana madre le preparó como comida "kibi dangos" (bolitas hervidas hechas de harina de mijo, una clase de cereal).

Momotaro partió hacia la isla lleno de valor e ilusión. En su camino, se encontró con un perro que le dijo: "Momotaro, ¿a dónde vas? ¿Qué llevas en esa bolsa?"
"Voy a Onigashima," respondió Momotaro, "y aquí llevo los kibi dangos más ricos de todo Japón. Si me ayudas a vencer a los onis, te daré uno." El perro estaba de acuerdo con lo pactado, así que Momotaro le entregó un dango y juntos siguieron el camino.
Momentos después, se encontraron con un mono, el cual al igual que el
perro, decidió ayudar a Momotaro a cambio de un dango; así que tras
dárselo, los tres continuaron la marcha.
De camino a la isla, se encontraron a un faisán, el cual, bajo la misma condición que los anteriores, se unió al grupo para derrotar a los onis.
Momotaro y los animales, surcaron el mar hasta llegar a Onigashima. Al llegar, el faisán realizó un vuelo de reconocimiento y al volver dijo: "Ahora están todos entretenidos". Momotaro pensó que era una buena ocasión y dijo: "Vamos".
Pero no podían entrar porque había un gran portón que estaba cerrado. Así que, el mono saltó y abrió la cerradura.
Momotaro y los animales entraron llenos de valor gritando: "¡Eh, vosotros! ¡Salid! ¡Aquí estamos para venceros, onis!" Y los onis se quedaron muy sorprendidos al verlos en su isla.
Durante la lucha, para derrotarlos, el perro los mordió, el mono los arañó mientras que el faisán los picoteaba.
Mientras, Momotaro luchaba con sus fuertes brazos y piernas, diciendo: "¡Dejen de atormentar a la gente y de hacer cosas malas!".
Los Jefe de los onis, al ver que habían sido derrotados, le contestó:
"¡Nos rendimos! Sabemos que hemos sido malos, nunca más volveremos a serlo. Y como señal de arrepentimiento, os entregamos todas nuestras riquezas".
Momotaro y los animales les perdonaron y pusieron en una carreta todas las riquezas que guardaban los onis.
Y así, con la ayuda de los animales, Momotaro, regresa a su pueblo donde todos, sobretodo sus ancianos padres, le aclaman como un gran héroe.
Como todo cuento japonés, este cuento ha servido para el guión de episodios de series como Doraemon, Sin chan, y existen más versiones, en las que varia el color del melocotón o la personalidad de Momotaro, otras que dicen que Momotaro decía venir en nombre de los Dioses para bendecir a la pareja de ancianos... pero quizás la más curiosa que he leído es esta:
"Tras llevarse la anciana el melocotón a casa, se comió un trozo y para su sorpresa recupero la juventud y la belleza. Al llegar a casa el anciano y ver lo que había sucedido, decidió comer otro trozo y también se volvió joven. Ambos disfrutaron de su juventud en una noche de pasión, de la cual nació un niño, Momotaro."
¿Qué os ha parecido? ¿Os gusta tanto como a mí?