Últimas reseñas

Mostrando entradas con la etiqueta cuento japonés. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cuento japonés. Mostrar todas las entradas

domingo, 20 de marzo de 2016

Estrenos adaptados para de Semana Santa

¡Hola viajeros!
¡Feliz Domingo de Ramos!
Está lloviendo pero estoy contenta!!!! Puedo descansar toda la semana santa así que me voy a dedicar a sacar cositas adelante!!! Y a disfrutar claro!!! Así que os dejo los estrenos adaptados de este fin de semana para que os animéis en estos días.

Vamos primero con La modista, película que adapta la novela de Rosalie Ham (publicada en España por Lumen). Nos encontramos con Kate Winslet y Liam Hemsworth en una curiosa historia sobre una modista y un pequeño pueblo que cambiará con su presencia. No me esperaba ver a Kate en un papel así y me llama la atención esa muerte que rodea a la protagonista... ¿qué pasaría?

¿Habéis leído el libro? ¿Le daréis una oportunidad?


Seguimos con Primavera en Normandía que adapta la novela de Posy Simmonds (publicado hace tiempo en Destino). Una de esas películas francesas con una historia con un toque de amor y descubrimiento que no son aptas para cualquiera y que yo adoro jajaja digo no aptas para cualquiera porque las películas francesas tienen un ritmo y estilo que a veces no gusta a todos, pero que a mí me encanta ^^
¿La conocíais?

Y terminamos las adaptaciones de la semana con unas películas de animación que llevo tiempo queriendo ver!!!!!!! Por un lado tenemos El recuerdo de Marnie que adapta el libro de Joan G. Robinson (no publicado en español). Esta película del Studio Ghibli hace tiempo que deseo verla, me llama mucho la atención la historia y la animación en sí, además estuvo nominada al Oscar como mejor película de animación de este año, así que tengo motivos más que suficientes para verla jajaja aunque reconozco que también me gustaría su libro^^. Lástima que no la hayan estrenado en mi ciudad... para variar... 

¿Tenéis tantas ganas como yo de verla?

Y por último, El cuento de la princesa Kaguya, que narra la historia de la leyenda japonesa de Kaguya Hime, la cual os conté hace mucho tiempo Aquí y que también estuvo nominada al Oscar como mejor película de animación, y no es es para menos, ya que lo que se ve en los trailers es pura belleza de diseño y animación. Necesito verla ya!!!! Pero tampoco la han estrenado en mi ciudad... aishhh pero la veré y me la compraré cuando salga en DVD fijo porque es pura belleza visual!!!!!!!
¿Verdad que es preciosa la animación? ¿La veréis?

¡Feliz Semana Santa!
Chibiaka

jueves, 10 de julio de 2014

Festividad y Leyenda Japonesa: Tanabata

¡Hola viajeros!
Hoy toca una nueva historia, ¿os apetece? Sé que hace mucho tiempo que os debo una historia, además votasteis y como podéis ver, la ganadora sin duda fue: Una Historia de Amor. (Si es que... sé que mis viajeros son unos enamorados... aish...).
En la anterior historia mezclamos un poco el amor con los fantasmas (podéis leerla aquí), pero en esta ocasión vamos a ver una historia de amor, que no sé si algunos conoceréis...

Hoy comparto esta historia de amor porque el lunes se celebró en Japón la festividad del Tanabata (Festividad de las estrellas) y esta leyenda es la que motiva esta fiesta. Es una leyenda clásica conocida en toda Asia, pero yo os cuento hoy la versión japonesa.

¡ADELANTE CON LA LEYENDA!

miércoles, 30 de octubre de 2013

Historia Japonesa de Fantasmas: Botan Dōrō

¡Hola viajeros!
Hace tiempo que no os traigo una historia o leyenda, ¿verdad?
Bueno pues como algunos visteis, puse una mini encuesta en el lado derecho del blog para que os animarais a votar que os apetecía más...
Y como podéis ver ha estado muy reñido,  ya que la ganadora lo ha sido por un voto, justo coincidiendo con Halloween.

Yo no soy muy fan de las historias de miedo, lo reconozco, así que he buscado alguna historia de fantasmas que os pudiera gustar... aunque no sé hasta qué punto podría daros miedo, ya que lo que he hecho ha sido escoger una que tenga mezcla de "miedo", amor y fantasía (por el toque fantasmal).


La historia de Botan Dōrō (牡丹燈籠, Lámpara de Peonia).

Un joven estudiante llamado Saburo, estaba enamorado de una joven muchacha llamada Otsuyu, la hija del mejor amigo de su padre. Ellos se encontraban en secreto, y se prometieron mutuamente que algún día se casarían. 
Pero un día Saburo se puso muy enfermo y no pudo ver a Otsuyu durante una larga temporada. 
Más tarde, cuando Saburo se recuperó, fue en busca de su amada, pero lo que encontró fue la amarga noticia de que Otsuyu había muerto.

Destrozado, el joven rezaba por el espíritu de su amada durante el festival Obon (Festival de origen Budista para honorar a los espíritus de sus antepasados) cuando de repente oyó unos pasos de alguien que se acercaba. Resulta que los pasos eran de dos mujeres, y cuando Saburo las vio, se sorprendió al ver lo mucho que se parecían a su amada Otsuyu y a su doncella. 
Cuando se acercó a ellas, Otsuyu le explicó que fue su familia, que se oponía a su matrimonio, la que expandió el rumor de que Otsuyu había muerto, y, a su vez, le dijeron a ella que Saburo también había muerto cuando estaba enfermo.

Así es como los dos amantes, por fin reunidos, vuelven a retomar su relación en secreto, y cada noche Otsuyu, acompañada de su doncella y de la luz de una lámpara de peonia, pasaba la noche con su amado Saburo.
Pasaron las noches, y los encuentros eran continuos, y era una relación muy feliz hasta que una noche, un sirviente del joven Saburo, curioso ante tal secretismo, decidió espiarle a través de un agujero en la pared de la habitación y lo que se encontró no era nada romántico, ya que se encontró con que Saburo estaba teniendo sexo con un esqueleto, mientras que otro esqueleto estaba sentado en la entrada de la vivienda sosteniendo una lámpara de peonia. 

Conmocionado, el sirviente decidió comentárselo a un sacerdote budista, el cual localizó, entre las tumbas del cementerio, las tumbas de Otsuyu y su doncella. Tras tal noticia, el sirviente llevó a Saburo allí para convencerle de la verdad, y aseguró ayudarle a proteger su casa de los espíritus, también con la ayuda del sacerdote, colocando unos amuletos protectores de espíritus alrededor de la casa.

El plan funcionó, y esa noche, Otsuyu y su doncella no pudieron entrar en la casa, pero eso no las impidió seguir ir yendo cada noche en busca de Saburo, llamándole y recordándole todo el amor que había entre ellos.
Apenando por su amor, la salud de Saburo comenzó a deteriorarse según iban pasando los días.

Ante tal situación, el criado de Saburo, temeroso de que Saburo muriera de mal de amores, dejándole sin trabajo, decidió quitar los amuletos protectores de la casa. 
Y es así como esa noche, Otsuyu entró otra vez en la casa y volvió a tener sexo con Saburo. 
Pero por la mañana, el criado encontró a Saburo muerto, abrazo al esqueleto de Otsuyu, y se podía ver en su cara que murió radiante y lleno de felicidad por estar, por fin, con su amada. 

Curioso, ¿verdad? 
Esta es una historia clásica de fantasmas japonesas, muy representada y conocida, de hecho en algunos animes creo que ha llegado a salir, como en el caso de Lum.

Pero esta es una de las versiones de la historia, de la época de la restauración Meiji, y es la que más me ha gustado por el trasfondo amoroso, que a mi gusto explica mejor la atracción del joven por la chica fantasma, ya que hay otra versión anterior en la que el joven estudiante es un samurái viudo que se enamora rápidamente de la joven Otsuyu (del período Edo) y en cuya versión no se explica nada de la muerte de la chica.

Sin duda, esta versión que os traigo nos deja la idea de que el amor va más allá de la muerte, y el indicar que murió feliz, nos hace pensar en que sin duda el joven estaba contento con la idea de pasar la eternidad con su joven amada, ¿no creéis?

¿Qué os parece viajeros? ¿Os gusta?
 Image and video hosting by TinyPicFuente: Wikipedia

jueves, 25 de julio de 2013

Cuento y leyenda tradicional japonesa: Momotaro

¡Hola Viajeros! 
Estatua de Momotaro en la
Estación de tren de Okayama
El otro día leyendo el comic de "Jim Henson's: The Storyteller" (del que pronto pondré reseña), me encontré con esta historia tradicional japonesa, y como me gustó mucho, aquí os la dejo para los que no la conozcáis, aunque debo reconocer que a mí personalmente me recuerda un poco a la historia de Issunbôshi, pero aún así me encanta.
Este cuento es un ejemplo de cómo el bien triunfa sobre el mal, y Momotaro, su protagonista, se ha convertido en un ideal para los niños por su gran corazón, valor y atención con sus ancianos padres. 

Momotaro.
Hace mucho tiempo, vivía en algún lugar de Japón, una pareja de ancianos que no había tenido hijos y se sentían muy solos. Un día, el anciano salió a la montaña a recoger leña mientras que su esposa iba al río a lavar ropa. Pero ese día, mientras lavaba, se dio cuenta de que un enorme melocotón se aproximaba bajando por el río. Cuando estaba lo suficientemente cerca, la anciana lo recogió y se lo llevó a casa.

Cuando el anciano llegó a casa se sorprendió al ver ese melocotón y dijo: "¡Qué melocotón tan grande! ¿Lo cortamos?". A lo que la anciana contestó: "¡Sí, vamos a cortarlo!".
Pero antes de poder cortarlo, el melocotón empezó a moverse, se rompió y de su interior salió un niño. Los ancianos se sorprendieron al ver a un niño salir de aquel enorme melocotón, pero rápidamente una gran alegría se apoderó de ellos al ver en él al hijo que nunca habían tenido, así que se hicieron cargo de él y le llamaron Momotaro (en japonés "momo" significa melocotón, así que se traduciría literalmente como "el niño melocotón").
Momotaro se crió sano y fuerte, y cada vez crecía más y más y se hacía más fuerte que los otros niños de la zona y nadie podía rivalizar con él. Tranquilamente, pasó el tiempo, hasta que un día llegó la preocupación a su aldea, ya que unos "onis" (criaturas similares a los demonios u ogros occidentales) estaban causando alboroto y creando miedo entre sus vecinos. Ante esta situación, Momotaro pensó: "¡Esta situación no la puedo tolerar!".
Así que pidió permiso a sus padres para ir a Onigashima (la isla de los onis, es decir, la isla de los demonios) y así poder derrotarlos y liberar de preocupaciones a sus vecinos. Los ancianos no estaban muy convencidos de dejarle marchar, pero finalmente le dieron su bendición y le ayudaron a prepararse para su largo camino hasta la isla y su anciana madre le preparó como comida "kibi dangos" (bolitas hervidas hechas de harina de mijo, una clase de cereal).
Momotaro partió hacia la isla lleno de valor e ilusión. En su camino, se encontró con un perro que le dijo: "Momotaro, ¿a dónde vas? ¿Qué llevas en esa bolsa?" 
"Voy a Onigashima," respondió Momotaro, "y aquí llevo los kibi dangos más ricos de todo Japón. Si me ayudas a vencer a los onis, te daré uno." El perro estaba de acuerdo con lo pactado, así que Momotaro le entregó un dango y juntos siguieron el camino. 
Momentos después, se encontraron con un mono, el cual al igual que el perro, decidió ayudar a Momotaro a cambio de un dango; así que tras dárselo, los tres continuaron la marcha.
 
De camino a la isla, se encontraron a un faisán, el cual, bajo la misma condición que los anteriores, se unió al grupo para derrotar a los onis. 
Momotaro y los animales, surcaron el mar hasta llegar a Onigashima. Al llegar, el faisán realizó un vuelo de reconocimiento y al volver dijo: "Ahora están todos entretenidos". Momotaro pensó que era una buena ocasión y dijo: "Vamos". 
Pero no podían entrar porque había un gran portón que estaba cerrado. Así que, el mono saltó y abrió la cerradura. 
Momotaro y los animales entraron llenos de valor gritando: "¡Eh, vosotros! ¡Salid! ¡Aquí estamos para venceros, onis!" Y los onis se quedaron muy sorprendidos al verlos en su isla. 
Durante la lucha, para derrotarlos, el perro los mordió, el mono los arañó mientras que el faisán los picoteaba. Mientras, Momotaro luchaba con sus fuertes brazos y piernas, diciendo: "¡Dejen de atormentar a la gente y de hacer cosas malas!"
 
Los Jefe de los onis, al ver que habían sido derrotados, le contestó: 
"¡Nos rendimos! Sabemos que hemos sido malos, nunca más volveremos a serlo. Y como señal de arrepentimiento, os entregamos todas nuestras riquezas". 
Momotaro y los animales les perdonaron y pusieron en una carreta todas las riquezas que guardaban los onis. 
Y así, con la ayuda de los animales, Momotaro, regresa a su pueblo donde todos, sobretodo sus ancianos padres, le aclaman como un gran héroe.
 

Como todo cuento japonés, este cuento ha servido para el guión de episodios de series como Doraemon, Sin chan, y existen más versiones, en las que varia el color del melocotón o la personalidad de Momotaro, otras que dicen que Momotaro decía venir en nombre de los Dioses para bendecir a la pareja de ancianos... pero quizás la más curiosa que he leído es esta:
"Tras llevarse la anciana el melocotón a casa, se comió un trozo y para su sorpresa recupero la juventud y la belleza. Al llegar a casa el anciano y ver lo que había sucedido, decidió comer otro trozo y también se volvió joven. Ambos disfrutaron de su juventud en una noche de pasión, de la cual nació un niño, Momotaro."

 ¿Qué os ha parecido? ¿Os gusta tanto como a mí? 

viernes, 19 de julio de 2013

Cuento y leyenda tradicional japonesa: Tsuki no Usagi.

¡Hola viajeros! 
Os traigo otra historia y leyenda de la cultura japonesa, aunque en esta ocasión, esta historia está presente en más culturas como la budista, la china, la coreana, la azteca... Pero, sea en la cultura que sea, esta es una historia sobre el sacrificio y la entrega para ayudar a otros. 

Yo conocí esta leyenda porque soy muy fan de Sailor Moon y su protagonista en japonés se llama Usagi Tsukino que literalmente significa "conejo de la luna" (en español se mantiene el juego del nombre llamándola Bunny (conejo en inglés) Tsukino), evidentemente el nombre tiene influencia de esta historia y creo que también sirvió un poco para que Naoko Takenuchi (la autora de Sailor Moon) creara esa fantástica historia.

La leyenda surge porque los japoneses (y gente de otras culturas) ven en la superficie de luna la imagen o sombra de un conejo machacando arroz para preparar mochi (un dulce tradicional japonés).

Como nota curiosa, después de narrar la historia, a veces suele explicarse, principalmente a los niños, que los conejos saltan porque tratan de alcanzar a su héroe que descansa en la luna.

¡VAMOS CON LA LEYENDA!

Tsuki no Usagi (月の兎, el Conejo de la Luna).

Según cuenta la leyenda, un anciano peregrino iba de viaje y se encontraba muy cansado y hambriento. En su camino se encontró a un mono, un zorro y un conejo. El anciano estaba tan desesperado que pidió a los tres animales que, por favor, le consiguiesen algo de comida. 

Los animales, deseosos de ayudarle hicieron todo lo posible: el mono trepó a un árbol y recogió fruta y el zorro ágilmente atrapó un ave para que se la pudiera comer, pero el conejo, con gran pesar, no consiguió nada de comida y volvió con las manos vacías. 

Al ver que el anciano estaba triste, cansado y seguía teniendo hambre, el conejo se sintió culpable. Así que recogió ramas y hojas secas, encendió una fogata y se lanzó dentro para ofrecerse a sí mismo como alimento para calmar el hambre del anciano. 

El anciano, conmovido por el gesto humilde y el trágico sacrificio del pobre animal, reveló su verdadera identidad: era un poderoso dios. La deidad, con su gran poder, recogió los restos del conejo y los enterró en la Luna, plasmando una imagen del conejo en su superficie como monumento y recuerdo de su gesto de solidaridad. 
¿Os gusta? Es corta y con mucho significado, pero si hablamos de otras culturas,  podréis ver que tienen varios puntos comunes, una misma moraleja y muy pequeñas diferencias:

jueves, 27 de junio de 2013

Cuento y leyenda tradicional japonesa: Urashima Tarō

¡Hola viajeros!
Estatua de Urashima Tarō
en Mitoyo, Kagawa

Hoy os traigo otro cuento y leyenda tradicional de Japón. En esta ocasión, se trata de una leyenda que algunos pescadores de ciertos pueblos del Japón todavía cuentan a sus hijos para que no sean distraídos y tengan cuidado. 

Es una leyenda muy conocida en Japón, usada como referencia para muchos mangas y animes, y adaptada a múltiples versiones, porque ya sabéis como son las leyendas: varían según quien la cuenta... 

Hoy os presento a:

El pescador Urashima Tarō.

Hace mucho tiempo, al borde del mar, vivía con su madre, Urashima Tarō, un joven pescador que todos los días pescaba para poder vivir. Un día, tras su jornada de pesca en la cual solo consiguió pescar tres peces, el joven pescador vio a un grupo de niños que se divertía golpeando y maltratando a una tortuga. 
Tarō, que tenía buen corazón, se acercó a los niños y tras hablar con ellos y hacerles entender que hacían algo malo maltratando a un pobre animal, les dio sus peces para que la dejaran y él la llevó de regreso al mar.

Días más tarde, mientras Tarō pescaba, una gran tortuga se acercó a su barca y le dijo:
-"Hace algunos días salvaste a una tortuga; queremos agradecértelo, y como muestra de agradecimientos, te invitamos al Palacio del Reino del Mar. Sube a mi espalda y yo te llevaré."

 El joven, se montó sobre la tortuga y juntos se adentraron en el mar. Mientras la tortuga nadaba, Tarō (que mágicamente podía respirar sin problemas) se maravillaba con todo lo que veía en el fondo del mar: los peces, las viviendas marinas... hasta llegar al magnífico Palacio del Rey Ryūjin.
Allí le recibió la Princesa Otohime, la mujer más bella que el joven había conocido:
-"Te agradezco que me ayudaras. Yo era la tortuga que salvaste de esos niños malcriados. Yo quería ver el mundo de ahí arriba y por eso adopté la forma de tortuga. me salvaste la vida." 

Y así, visitó el Palacio del Reino del Mar, donde le homenajearon con un gran festín y le acogieron como uno más de la familia, haciéndole sentir tan bien que se olvidó por completo de su vida fuera del mar. Dicen que Otohime, le recibió como a un esposo y juntos vivieron días de felicidad.

Hasta que un día, el joven Tarō se acordó de su madre y le pidió permiso a la Princesa para poder marcharse a verla y estar con ella. Otohime, a pesar de la tristeza que esto le producía, le dejó partir, le deseó suerte y le entregó una caja diciéndole:
-"Si quieres volver a verme, nunca abras esta caja."

Entonces, montando en la misma tortuga que le llevó hasta allí, regresó a la orilla del mar.
 
Pero cuando entró en la aldea no supo si había llegado al mismo lugar, pues la encontraba completamente cambiada; no reconocía las casas y tampoco a la gente que por allí andaba. Parecía otro lugar. Y sin embargo, era su pueblo, aunque en él no hubiera ni rastro de su casa o de su madre.

Decidió preguntar a algunos aldeanos dónde se encontraba la casa del pescador Urashima, pero no supieron responderle: no conocían a tal pescador. Hasta que al preguntar a un anciano empezó a recordar y le dijo:
 - "Urashima Tarō... Si mal recuerdo, era un joven que salió a pescar y que nunca regresó. Pero, jovencito, esa es una historia que tiene ya 300 años." 

El joven Tarō comprendió que había perdido la noción del tiempo, que lo que le habían parecido sólo unos cuantos días habían sido más de 300 años. Fue en busca de la tumba de su madre y también encontró la suya propia. Regresó a la playa, con la esperanza de saber qué hacer, pues la tristeza era demasiado grande al encontrarse completamente solo. En un momento tan difícil, no se le ocurrió otra cosa que abrir la caja de la Princesa. De la caja salió una gran humareda y seguidamente sus cabellos se volvieron blancos, su piel se arrugó y Tarō envejeció.
 
De repente desde el mar se podía escuchar la triste y dulce voz de la princesa que le decía:
- "Te dije nunca abrieras esa caja, porque en ella se guardaba tu verdadera edad..."

Los finales de esta leyenda tras este momento varían, y yo os doy a elegir entre 2 para elijáis el que más os pueda gustar:

Final 1: Tras envejecer tantos años de golpe, Tarō, comenzó a debilitarse... Y a la mañana siguiente cuando los niños se fueron a bañar a la playa, vieron tendido en la arena a un hombre decrépito, sin vida. Tarō había muerto de viejo.

Final 2: Cuando Tarō abre la caja y envejece, de  repente se convierte en una grulla (animal que representa la longevidad por excelencia) y echa a volar, y mientras vuela sobre el mar, allí se encuentra con su querida tortuga (otro animal que representa la longevidad), ahora pueden vivir eternamente juntos.

Creo que la mayoría elegiréis el segundo final como yo....
 ¿Qué os ha parecido? ¿Os gusta tanto como a mí? 

sábado, 18 de mayo de 2013

Cuento y leyenda tradicional japonesa: Kaguya Hime


¡Hola viajeros! 
Hoy he pensado en otra leyenda o cuento tradicional japonés que contaros.
El otro día vi el cartel de Kaguya-hime no Monogatari ("La historia de Princesa Kaguya"), del Estudio Ghibli, la primera película en 14 años de Isao Takahata que se estrenará en el otoño de este año en Japón. Y como está basada en un cuento tradicional que tiene numerosas interpretaciones, menciones en animes y mangas; e incluso ha dado a lugar a muchas y bellas ilustraciones e incluso ballets. 
Así que ¿qué menos que enseñároslo para que os animéis a verla el día que venga a España?

KAGUYA HIME. 
Hace mucho tiempo, en Japón, vivía un pobre y anciano leñador que vivía con su esposa.
Un día, estaba cortando bambú en una plantación cuando de repente se encontró con una caña de bambú que brillaba desde su interior intensamente con un tono dorado. El leñador, curioso, se acercó a la caña de bambú para observarla detenidamente.   
Con mucho cuidado, cortó el bambú y para su sorpresa dentro de la caña había una adorable y minúscula niña.
Como el anciano y su esposa, nunca habían podido tener hijos, el leñador decidió llevarse a la niña a casa, convencido de que era un regalo de los dioses, y allí la crió junto a su esposa con mucho amor y cariño. Decidieron llamar a la niña Kaguya Hime (que significa más o menos: princesa de la luz brillante).
A partir de aquel día, cada vez que el anciano cortaba bambú en aquella plantación, encontraba monedas de oro dentro de las cañas de bambú, y gracias a esto no tardó en hacerse rico.

Sorprendentemente, en menos de tres meses Kaguya Hime se convirtió en una hermosa joven. Muy pronto su belleza se hizo famosa en todo el país y un joven tras otro venía de lejos para pedir su mano en matrimonio. Kaguya Hime rechazaba a todos sus pretendientes, pero hubo cinco nobles que se negaban a rendirse. Así que para disuadirles, ella les pidió un regalo a cada uno de ellos y prometió casarse con el primero de ellos que trajera lo que ella había pedido. Pero lo que ella les pidió, no eran cosas que se pudieran encontrar en cualquier parte de este planeta, así que los cinco nobles pronto se rindieron.
Mientras tanto, el Emperador, que había oído hablar de la belleza de Kaguya Hime, también comenzó a cortejar a la joven para que fuera su esposa y la Emperatriz. Pero ella también le rechazó. Cuando el Emperador intentó forzar a Kaguya Hime para que fuera con él a Palacio, ella desapareció ante sus ojos. El Emperador comprendió que había algo inusual en Kaguya Hime y también se rindió.

Tres años pasaron, y Kaguya Hime se volvió mucho más hermosa. Entonces, durante la primavera, Kaguya Hime empezó a sentir mucha melancolía por las noches, durante las cuales, ella miraba a la luna y comenzaba a llorar amargamente.

El anciano leñador, preocupado, le preguntó a la joven:  
- “¿Qué te pasa querida?”

Kaguya Hime, mirando al cielo, le respondió:
- “En realidad, vengo de la Luna. Fui enviada a vivir a la Tierra por mi Rey, pero ahora me han dicho que debo regresar a casa. Echaré tanto de menos a la gente de la Tierra, por eso estoy tan triste.”
El anciano, sorprendido, no que quería que su querida hija se fuera, así que fue a consultar al Emperador para poder idear un plan y así evitarlo. Así que una noche de luna llena, los guardias del Emperador escondieron a Kaguya Hime en las profundidades de la casa del leñador y la rodearon.
Pero de repente, el cielo comenzó a iluminarse y mensajeros de la Luna, vestidos en ropas muy brillantes, bajaron desde el cielo hasta la Tierra en una nube. Al ver esto, los guardias se quedaron petrificados y perdieron todo el coraje que poseían. Así, sin impedimentos, los mensajeros de la Luna se llevaron a Kaguya Hime a un palanquín y la vistieron con un bello vestido de plumas. 
 
Y así, Kaguya Hime partió con destino a la Luna, dejando atrás a la pareja de ancianos desconsolados.
 
Tras esto hay varias versiones de la historia, algunas las cortan aquí, otras la continúan (como creo que será el caso de la película de animación), por lo que no desvelaré más.

EDITADO: Comparto con vosotros la versión de la historia que hicieron para el anime de Pita Ten^^ espero que os guste.

 ¿Qué os ha parecido? ¿Os gusta tanto como a mí? 
¿Veréis la película de animación?
 Imágenes del la web: benkyo.pl
Traducción de la historia de la web Kids Web Japan 

lunes, 22 de abril de 2013

Cuento tradicional japonés: Issunboshi

Cuando compartí el otro cuento tradicional japonés una personita me dijo que no entendía la manía de los japoneses de poner finales tristes... así que ahora le dedico a Shilmulo este cuento tradicional con final feliz.
 
Cuento tradicional japonés: Issunbôshi.
Había una vez un viejecito y una viejecita, los cuales nunca habían podido tener hijos y por eso estaban muy tristes, por lo que un día decidieron pedirle a los dioses que les concedieran un niño:

"Aunque no sea más grande que un dedo estaríamos encantados de tener un hijo", decían.

Un día, los dioses les concedieron su deseo, dándole a los viejecitos un bebé tan grande como un dedo. El viejecito y la viejecita se pusieron muy contentos al ver cumplido su deseo, ¡deseaban tanto tener un niño! Como el bebé era un niño muy chiquitito y pequeño, le llamaron Issunbôshi (que quiere decir "pequeñito, minúsculo" en japonés) y le criaron y cuidaron con mucho cariño.
Pasaron los años, pero Issunbôshi no crecía: a los tres años, a los cinco, a los diez, siempre tenía el mismo tamaño desde el día de su nacimiento, es decir, tan grande como un dedo. Este detalle preocupaba mucho a sus padres, le hinchaban de comida y hacían todo lo posible para que creciera, pero él seguía sin crecer, ni siquiera un centímetro.

Issunbôshi era tan pequeño, que no podía ayudar a la viejecita en la casa, y cuando iba a trabajar al campo con el viejecito tampoco podía ayudarle ya que no podía llevar más que una brizna de hierba. Issunbôshi cantaba y bailaba muy bien, pero no podía ayudar a sus padres en sus trabajos y por eso se sentía muy decepcionado. Además, los demás niños del pueblo se burlaban de él, llamándole "enanito" y "canijo".

Toda esta situación causaba una gran tristeza a Issunbôshi que decidió irse de viaje:

"He decidido irme a la capital para buscar trabajo allí", dijo a sus padres.

Sus padres se apenaron mucho porque no querían separarse de su hijo, pero le dieron un cuenco de sopa, un palillo de comer y una aguja, y le dejaron marchar, deseándole mucha suerte. Issunbôshi usó el cuenco como paraguas, la aguja se la prendió en la cintura a modo de espada, y utilizando el palillo como bastón, emprendió su camino.

Caminaba y caminaba pero la capital estaba muy lejos. A mitad del camino se encontró con una hormiga, a la que preguntó cómo de lejos estaba aún la ciudad. La hormiga le contestó:

"Camina en diagonal por el prado de dientes de león, cruza el campo de girasoles y sigue el río".

Issunbôshi le dio las gracias y caminó entre los dientes de león, cruzando el campo de girasoles, y llegó hasta el río. Allí se embarcó remando vigorosamente utilizando el cuenco como barca y el palillo como remo. 
Finalmente, llegó hasta un gran puente sobre el cual pasaba mucha gente. Al ver esa multitud, Issunbôshi pensó "¡He llegado a la capital!", así que se bajó de su barca.

La capital era una gran ciudad y estaba llena de gente que parecía estar muy ocupada. Para el diminuto Issunbôshi, era un sitio peligroso, ya que en cualquier momento alguien podría pisarle ya que no le veían. El muchachito pensó "¡Será mejor evitar que me aplasten!" y se caminó por los rincones más tranquilos de la ciudad.

Mientras paseaba, por casualidad, se encontró una magnífica casa, en la cual residía un rico y poderoso señor. Issunbôshi se acercó y llamó a la puerta: "Perdonen, ¿hay alguien?"

Un hombre se asomó a ver quién llamaba, pero no vio al pequeño Issunbôshi: "Qué raro, creí que había llamado alguien, pero no hay nadie"

Volvió a entrar pero Issunbôshi llamó de nuevo, y cuando el hombre volvió a asomarse, le gritó: "¡Estoy aquí! ¡Junto a sus zapatos!"

El hombre miró al suelo, hacia sus zapatos, junto a la puerta, y por fin vio a Issunbôshi: ¡nunca había visto a alguien tan pequeño! El hombre se agachó, recogió a Issunbôshi y le puso sobre la palma de su mano, examinándole con gran interés y le llevó a los aposentos de la princesa.

Allí, Issunbôshi cantó y bailó, con tanta gracia y talento que despertó la admiración de todos y en particular, la admiración de la princesa, a la cual le cayó tan bien aquel muchacho no más grande que un dedo, que decidió mantenerle siempre a su lado.

Issunbôshi vivió durante mucho tiempo en la gran casa del señor, como sirviente de la princesa. Se encargaba, entre muchas otras tareas, de pasarle las páginas cuando ella leía, y de prepararle la tinta para que ella pudiera practicar la caligrafía. Al mismo tiempo, empleaba sus ratos libres en practicar la esgrima usando su aguja como espada. Issunbôshi siempre permanecía al lado de la princesa y ella nunca se olvidaba de llevarle consigo durante sus paseos.
Cierto día, la princesa salió de casa con Issunbôshi para visitar el templo Kiyomizu. En el camino de regreso, un "oni"(criatura similar a los demonios u ogros occidentales) la atacó y trató de secuestrarla pero Issunbôshi intervino, exclamando en voz alta:

"¡Detente! ¡Yo, Issunbôshi, estoy aquí! ¡Defiéndete, malvado!"

El oni se burló al ver al pequeñito Issunbôshi y se echó a reír:

"¿Qué me va a hacer una hormiga como tú? ¡Engendro!", le dijo malévolamente.
Y tras decir esto, el oni atrapó a Issunbôshi entre sus enormes manazas ¡y se lo tragó como si fuera una mosca! Pero Issunbôshi era muy valiente, al llegar al estómago del oni, le clavó su aguja una y otra vez, y siguió clavándosela mientras trepaba por su garganta. 
El oni se retorcía de dolor y daba gritos, pero Issunbôshi no paró de pincharle hasta que al final logró saltar al exterior por la nariz del oni, que huyó corriendo.
La princesa se apresuró a recoger  un extraño objeto, que el oni había dejado caer al huir, ¡era un mazo mágico!

"Esto es un mazo mágico, ¡un tesoro!", le explicó la princesa a Issunbôshi, "con solamente sacudirlo se te concederá cualquier deseo que tengas."

La princesa se sentía en deuda con Issunbôshi por haberla salvado, así que le preguntó: "¿Qué deseas?"
Y el pequeñito Issunbôshi, no mayor que un dedo, contestó inmediatamente: "Mi deseo es ser grande".

La princesa sacudió con suavidad el mazo mágico sobre Issunbôshi diciendo:

"¡Crece, crece! ¡Que el pequeño Issunboshi sea grande!".

Y acto seguido Issunbôshi empezó a crecer, y de repente, enfrente de la princesa, había un joven alto y apuesto.

Al volver a casa, la princesa le explicó a su padre, lo sucedido, el encuentro con el oni, la intervención de Issunbôshi y su mágica transformación. El señor, agradecido, concedió a Issunbôshi la mano de su hija en matrimonio y el viejecito y la viejecita se trasladaron a la capital donde todos juntos vivieron felices.
¿Qué os ha parecido? ¿Os gusta tanto como a mí? 
 
Imágenes del la web: benkyo.pl
Traducción de la historia de la web www.contes.biz