Tras leer en el blog de Ediciones Babylon que estaba basado en este cuento tradicional, no pude evitar compartirlo y me enamoré de la historia. Por eso la comparto con vosotros, porque además de ser un cuento tradicional japonés y de que adoro su cultura, es un cuento que resalta un valor muy importante: El agradecimiento.
Así que... Disfrutad de esta bella historia:
La grulla agradecida.
Erase
una vez un joven que vivía solo en una casita al lado del bosque. De
regreso a casa durante un día de invierno, en el que había nevado mucho,
oyó un extraño ruido. Se puso a caminar hacia un campo lejano de donde
provenía el sonido, y allí descubrió una grulla tumbada sobre la nieve
llorando de dolor. Tenía una flecha clavada en el ala, y el joven,
muy cariñoso, se la quitó con mucho cuidado. El ave, ya libre, voló
hacia el cielo y desapareció.
El hombre volvió a casa. Su vida era muy pobre y normalmente nadie le visitaba, pero
esa noche alguien llamó a su puerta. "¿Quién será, a esta hora y con
tanta nieve?" pensó él. ¡Qué sorpresa al abrir la puerta y ver a una
mujer joven y hermosa! Ella le dijo que no podía encontrar el camino por
culpa de la nieve, y le pidió que la dejara descansar en su casa, él estuvo muy dispuesto y alegre de permitirla quedarse y así ella se quedó hasta el amanecer, y también
durante el día siguiente.
Tan dulce y humilde era la mujer que el joven se enamoró y le pidió que
fuera su esposa. Se casaron, y a pesar de su pobreza, eran muy felices.
Hasta los vecinos se alegraban de verlos tan contentos. Pero el tiempo
vuela y pronto llegó otro duro invierno.
Se quedaron sin dinero y sin comida,
tan pobres como siempre.
Un día, para poder ayudar un poco en la economía del hogar, la mujer decidió hacer tejidos y,
para ello, su marido le construyó un telar en un cuarto en la parte de detrás de la casa. Antes de
empezar su trabajo ella le pidió a su marido que prometiera no entrar
nunca en el cuarto. Él le prometió que así lo haría.
Tres días y tres noches trabajó ella sin parar y sin salir del cuarto.
Parecía casi muerta cuando la mujer por fin salió del cuarto, pero, a pesar de su aspecto, a su
marido le presentó un tejido hermoso.
Él lo vendió y consiguió un buen
precio en el mercado del pueblo.
Este dinero les duró bastante tiempo pero cuando se acabó todavía seguía siendo invierno. Así que, otra vez se puso a tejer la mujer, y otra vez su marido le prometió no entrar en el cuarto. Fueron no tres sino cuatro días cuando ella, viéndose peor que la vez anterior, salió del cuarto y le dio a su marido un tejido tan maravilloso que, al venderlo en el pueblo, les dio dinero suficiente para dos inviernos.
Este dinero les duró bastante tiempo pero cuando se acabó todavía seguía siendo invierno. Así que, otra vez se puso a tejer la mujer, y otra vez su marido le prometió no entrar en el cuarto. Fueron no tres sino cuatro días cuando ella, viéndose peor que la vez anterior, salió del cuarto y le dio a su marido un tejido tan maravilloso que, al venderlo en el pueblo, les dio dinero suficiente para dos inviernos.
A pesar de la seguridad económica, desafortunadamente el
hombre se volvió más avaro. Atormentado, tanto por el deseo de ser rico
como por los comentarios de sus vecinos, que siempre le preguntaban cómo
se podía tejer sin comprar hilo, el joven le pidió a su mujer que hiciera
otro tejido. Ella pensaba que tenían bastante dinero y que no había
necesidad, pero el avaricioso marido no dejó de insistir.
Ella, al ver que insistía, y tras recordarle a su marido la promesa hecha con anterioridad, la mujer se metió en el cuarto a trabajar. Pero, esta vez la curiosidad no dejaba en paz al hombre e ignorando su promesa, fue al cuarto donde su mujer trabajaba y abrió un poquito la puerta. La sorpresa que se llevó, hizo que se le escapara un grito pues manejando el telar no estaba su mujer sino un hermoso ave, el cuál de las plumas, que se iba arrancando de su propio cuerpo, hacia un tejido igualmente hermoso.
Ella, al ver que insistía, y tras recordarle a su marido la promesa hecha con anterioridad, la mujer se metió en el cuarto a trabajar. Pero, esta vez la curiosidad no dejaba en paz al hombre e ignorando su promesa, fue al cuarto donde su mujer trabajaba y abrió un poquito la puerta. La sorpresa que se llevó, hizo que se le escapara un grito pues manejando el telar no estaba su mujer sino un hermoso ave, el cuál de las plumas, que se iba arrancando de su propio cuerpo, hacia un tejido igualmente hermoso.
Al oírle gritar, el hermoso ave se dio cuenta de que alguien la
miraba, dejó de trabajar y de repente recobró su forma de mujer, la
mujer con la que él se había casado.
Entonces, la mujer le explicó su historia, que ella era esa grulla a la que
él ayudó durante el invierno y que, en agradecimiento, se convirtió en mujer, y empezó a
tejer para ayudarle a salir de su pobreza, con el sacrificio de tejer
con las plumas de su propio cuerpo.
Pero, ahora que él conocía su
secreto, tendrían que dejar de estar juntos.
Al oír esto, él le dijo que
la quería más que a todo el dinero del mundo y que no le dejara solo,
pero ya no había remedio. Cuando acabó de contar su historia, ella volvió a convertirse en grulla y voló hacia el cielo para no volver jamás.
¿Qué os ha parecido? ¿Os gusta tanto como a mí?
Existe también otra versión de la historia que podéis leer en este blog: Kawaiix2!Quizás otro día os sorprenda con otra bella historia, ¿os gustaría?
Imágenes del la web: benkyo.pl
Es muy bonito, aunque no termino yo de cogerle el punto a esa mania japonesa de los finales tristes.
ResponderEliminarPor cierto, yo creo que la moraleja no va por el lado del agradecimiento sino de no ser cotilla, si te dicen no mires pues no mires.
jaajajjaa es un buen punto de vista.... la verdad es que también tiene ese mensaje oculto....
EliminarRomeo y Julieta también tiene un final triste y eso es lo que lo hace más bello.
ResponderEliminarEso es cierto! Lo importante es la historia y la emoción a pesar del triste final...
Eliminarbesotes
Hermosa historia, para mi tampoco va por el lado del agradecimiento si no enseña a no ser avariento, ambicioso.
ResponderEliminarHola! para mi tiene ambos mensajes: el agradecimiento de ella y la avaricia de el... en el fondo es una pena que la avaricia rompa el saco...
Eliminarbesotes
Hermosa historia. Yo creo que habla de la avaricia. En ocasiones, se suele confundir la ambición con la avaricia, mediante la cual, una persona avariciosa podría dañarse a si mismo o a los demás para conseguir lo que desea. La ambición en contraste, tiene que ver con el deseo de ser mejor.
ResponderEliminarSi, ese mensaje es visible porque él comete el error de querer más y más....
Eliminargran reflexión!!
besotes